Durante 25 años Brenda Myers-Powell era conocida como “Breezy” y controlaba su mundo, al menos eso es lo que ella pensaba. Un mundo que la convirtió en una prostituta adolescente adicta a las drogas. Después de ser agredida por un cliente, despertó en un hospital y decidió cambiar de vida. Actualmente es fuente de esperanza y un pilar para muchas mujeres, algunas de ellas muy jóvenes, que quieren salir de esa espiral de violencia, abusos y explotación que hace que cada año miles y miles de ellas sientan que la prostitución es su única opción para sobrevivir.