En medio de la nada del desierto del Sáhara crecen las generaciones a las que Marruecos negó el país en 1975. El presente pasa matando las horas, pero eres joven y hay amigos, hay una risa necesaria, hay ideas rebeldes y hay sueños inconformistas que se han dicho muy alto y claro. En lugar de humillar la cabeza, reparan coches que pueden correr, aunque no vayan más allá de alambradas y muros. Incluso protegidos si no molestan.